PARTE IV por Vendetta
No se atrevió a pasar del arco. No cuando el silencio y un evidente abandono del lugar anunciaba lo que encontraría dentro: Nada y nadie.Estar a las puertas de su casa no entraba en el plan. No era ese el punto del que habían partido, ni tampoco era el punto de retorno previsto. Algo había salido mal.De los viajes “al otro lado” sólo regresaban unos pocos. De los que no volvían no se hablaba. Pero las misiones eran necesarias. Sólo con que una terminara con éxito, la balanza se inclinaría un poco más a favor de la Tierra en esta guerra que ya duraba más de lo que hubiera imaginado cualquiera de los que la inició.Tal vez él era uno de esos de los que no vuelven, y estar en su hogar era macabra cortesía de la Muerte para hacer el trance más llevadero. Sin embargo, se sentía vivo. Muy vivo y despierto.Comprobó su equipo de comunicaciones mientras intentaba controlar los latidos de su corazón, que se disparaban oprimiéndole el pecho.A simple vista, todo funcionaba correctamente".
PARTE V por Erierd
Mientras calibraba la antena del equipo le vino a la mente una antigua cuestión. Los científicos aún no habían determinado qué ocurría cuando el Viaje fallaba. Los scáneres cerebrales de los que se quedaban a mitad de camino mostraban actividad, pero no existía reacción alguna a los estímulos externos. Se les enviaba al Pabellón de Recuperación, a la espera de que el nombre hiciera un milagro y devolviese la conciencia a los que ya se daban por perdidos. Se les cuidaba con respeto y dedicación durante los periodos que durase su existencia, y se les enterraba con honores cuando pasaban al Otro Lado. Dos tercios de los que Viajaban no volvía. La totalidad de los que no volvían, jamás Despertaba.Tiene gracia - pensó. - Me he convertido en una estadística.
PARTE VI por Radio Telperion
Se detuvo y miró a su alrededor. Había seguido todo los protocolos punto por punto. Era un agente experto y disciplinado, su expediente intachable lo avalaba, pero estaba clar que había dejado atrás, desde hacía ya unas horas, todos los límites que marcaban los manuales. Ahora estaba solo, o eso pensaba...
El sobresalto hizo que su corazón frenara en seco. El silencio absoluto, irreal, que reinaba, se rompió. Un gruñido, metal arañando roca, había algo detrás de la casa, algo quizá vivo.
El sobresalto hizo que su corazón frenara en seco. El silencio absoluto, irreal, que reinaba, se rompió. Un gruñido, metal arañando roca, había algo detrás de la casa, algo quizá vivo.
Bueno, todavía tenéis todo el fin de semana para colaborar con el relato, animaros y mandadnos algo.
Un saludo,
Kane
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